El presidente Javier Milei se presentó este jueves de manera espontánea en los estudios de América para sumarse a la entrevista que Antonio Laje le estaba haciendo al economista y empresario Jesús Huerta de Soto. El mandatario libertario se reconoce un discípulo del español quien, a tan solo pocas horas de la muerte del papa Francisco, acaba de asegurar que ahora «podemos estar seguros de que Francisco está ya viendo la faz de Dios. Y no solo eso, sino en contacto directo con la verdad. Y la verdad tiene dos caras: científica y moral. Y la verdad moral es, ya la ve, que el Estado es como institución la encarnación del Maligno en la Tierra. Ratzinger lo explica en una de sus obras: es el Anticristo, por decirlo de alguna forma».
Huerta de Soto es un personaje de referencia de los libertarios y uno de los principales exponentes de la denominada «Escuela Austríaca» a la que adscribe Milei.
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Una de las máximas de Huerta de Soto que más repite Milei señala que «los planes contra la pobreza generan más pobreza. La única forma de salir de la pobreza es con más libertad, con menos Estado».
Huerta de Soto incluso sostiene que «la democracia se ha convertido en un sistema perverso que se basa en la mentira y en la compra de votos con dinero robado mediante impuestos».
“Sueño con un mundo en el que esa gran mentira que es el Estado del bienestar haya sido sustituido por el verdadero bienestar sin Estado, especialmente para los más necesitados y vulnerables. En el que la coactiva y prostituida justicia social haya sido sustituida por la prosperidad sin límite del libre mercado y por la solidaridad humana voluntaria basada en el amor que solo es verdadero si es libre, pero no si se impone con la coacción y la violencia”, aseguró meses atrás en una conferencia en la que también apuntó contra todos los servicios públicos y también contra el Poder Judicial.
«Sueño con un mundo voluntario, autorregulado y anarcocapitalista, sí, en el que todos los servicios públicos que hoy coactiva inmoral y malamente proporciona el Estado, incluyendo el de la Justicia. Ojo, Justicia con mayúsculas y sin apellidos. Sueño con que el orden público y la prevención y sanción de delitos sean sancionados de forma plenamente moral eficiente y privada. Sueño, en suma, con un mundo en el que el ser humano se libra por fin de las cadenas del estatismo y pueda optar por Dios, si así lo desea con total libertad”, concluyó en su diatriba contra el Estado.
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