sábado, 7 junio, 2025
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El 31 de mayo se conmemora el Día Mundial sin Tabaco

Desde el Programa UNL Saludable se promueven acciones para concientizar sobre los efectos del tabaquismo. Exfumadores de la comunidad universitaria compartieron sus testimonios.

El tabaco mata a 45.000 personas por año en Argentina. Es una de las principales causas evitables de enfermedad y muerte. Por eso, cada 31 de mayo, la Organización Mundial de la Salud impulsa el Día Mundial sin Tabaco, y en la Universidad Nacional del Litoral se conmemora con actividades de sensibilización que se inscriben en una política institucional sostenida en el tiempo.

Desde el Programa UNL Saludable, se trabaja para que quienes transitan diariamente por la universidad lo hagan en un entorno más saludable. Su directora,  Andrea Peteán, explicó  que «la intención es que las personas que trabajan o estudian en la UNL estén en un ambiente más sano. Estos días de conmemoración son una oportunidad para hablar de estos temas, para que la gente se repregunte, piense y tome decisiones que mejoren su salud»

Además de jornadas de concientización, UNL Saludable articula acciones con los centros de salud universitarios de la ciudad de Santa Fe y el campus FAVE. La especialista subrayó que “el consumo está muy instalado y socialmente aceptado. Las advertencias en los paquetes no alcanzan. Es una adicción que tiene una fuerte dependencia física, por la nicotina, pero también psicosocial”.

El tabaquismo no es solo una cuestión médica. Así lo entienden Jorge Monti y Lía Bentolila, trabajadores de la universidad y exfumadores, que compartieron sus experiencias personales.

“Fumaba tres paquetes por día, y los sábados llegaba a cinco”, relató Jorge, que dejó el cigarrillo hace casi 20 años. “Todo empezó como una travesura, pero se volvió una adicción. Gracias a un doctor en química que me explicó cómo actuaba la nicotina en el cerebro, decidí dejarlo. Cada vez que quería fumar, tomaba un vaso de agua. Fue clave entender que lo que tenía enfermo era el cerebro, y que la abstinencia era parte del proceso”.

Por su parte, Lía, psicóloga, reflexionó sobre los condicionamientos culturales y familiares. “Empecé a fumar porque en mi familia se fumaba. Me acuerdo de estar velando a mi abuela, muerta por cáncer de pulmón, y todos fumando alrededor del cajón. En ese momento nadie lo pensaba. El cigarrillo se asocia a lo placentero: leer, escuchar música, tomar algo. Pero en realidad hay una lógica de autodestrucción que no vemos”.

Ambos coincidieron en que la decisión de dejar el cigarrillo es profundamente personal. “No alcanza con saber que hace mal. Hay que desear dejarlo. Preguntarse qué lugar ocupa ese humo en la vida de uno”, resumió Lía.

Desde la UNL se destacó también el avance normativo que tuvo Santa Fe en materia de espacios libres de humo. “La provincia fue pionera en prohibir fumar en oficinas públicas y restaurantes, y eso generó un cambio cultural importante”, valoró Peteán.

Cada historia cuenta. Y en cada historia hay un punto de inflexión: una charla, una campaña, una decisión. Por eso, en el Día Mundial sin Tabaco, desde la UNL se insiste en seguir construyendo una comunidad universitaria más consciente y saludable.

Fuente: SFA/RU

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