En diálogo con Canal E, Henrik Rehbinder, periodista en Los Ángeles, analizó la creciente tensión entre Elon Musk y Donald Trump, marcada por disputas ideológicas, decisiones políticas y un juego de poder en Washington.
Críticas al plan fiscal de Trump
La relación entre Elon Musk y el expresidente Trump pasó de una alianza estratégica a un enfrentamiento público. «Musk, como libertario, critica que esta ley va a generar un déficit de 2,4 billones de dólares en 10 años«, explicóel entrevistado. El magnate rechaza la llamada “ley lindo y especial”, elogiada por Trump, porque considera que contradice su visión de un Estado eficiente y austero. «Trump nunca fue enemigo del déficit, y ahora está recortando asistencia social para poder reducir impuestos«, sostuvo el periodista.
El quiebre institucional: despidos y represalias
La tensión escaló rápidamente en el plano institucional. «Se le cortaron los 130 días como empleado especial del gobierno y la Casa Blanca retiró a su socio propuesto para liderar la NASA«, afirmó Rehbinder. La remoción del principal aliado de Musk en los proyectos espaciales fue tomada como una represalia política.
«Ese socio estaba redirigiendo la NASA de la Luna hacia Marte, y terminó saliendo por la puerta de atrás sin explicaciones«, agregó. Musk respondió con duras críticas públicas y amenazó con financiar a opositores dentro del Partido Republicano.
Recortes sociales, resistencia interna
Mientras Musk hace oír su voz, dentro del propio Partido Republicano también hay grietas. «Hay republicanos que se oponen a los recortes sociales porque representan a sectores pobres«, explicó Rehbinder. Esta división interna complica la aprobación del proyecto de ley en el Senado.
«Hay un nuevo tipo de republicano post-Trump que defiende los programas sociales«, señaló, mostrando cómo el mapa político se está reconfigurando entre halcones del déficit y populistas defensores del gasto social.
El desarme de los beneficios a Tesla
La reforma también afecta directamente los intereses de Musk. «Tesla perdió los créditos del gobierno para energías verdes, que eran su principal fuente de ganancia«, sostuvo el periodista. Esta eliminación refuerza la percepción del magnate de que su influencia en el gobierno ha disminuido abruptamente.
«Los republicanos están redirigiendo fondos hacia el petróleo y otras exploraciones convencionales, lo que va contra la visión de Musk«, explicó Rehbinder, agregando un componente ideológico y económico a la disputa.
¿Ruptura definitiva o reacomodamiento estratégico?
Pese al tono de confrontación, Musk sigue siendo un actor relevante. «Su acceso al gobierno le costó unos 300 millones de dólares y causó un fuerte impacto en las decisiones políticas«, dijo Rehbinder. Aun así, la puerta no está completamente cerrada.
«Los republicanos no lo quieren hoy, pero recuerdan que tiene plata«, comentó. Aunque algunos especulan con un nuevo partido político, el periodista cree que por ahora esa posibilidad es solo un rumor, pero no descarta que Musk juegue un papel determinante en las próximas elecciones de medio término.
¿Hacia una nueva carrera espacial?
Con el retroceso de Musk en la NASA, otros actores como Virgin Galactic o Blue Origin podrían ganar espacio. Sin embargo, «parece más una reacción anti-Musk que una decisión estratégica con reemplazo claro«, concluyó Rehbinder.
La disputa entre Trump y Musk no solo marca un quiebre entre dos figuras de poder, sino que redefine el vínculo entre empresas tecnológicas, política y gasto público en Estados Unidos.