Una escena de película sacudió al fútbol de Brasil: un árbitro fue arrestado en pleno partido, mientras dirigía una final amateur en Guarujá, por estar presuntamente vinculado a una banda de narcotráfico. El protagonista del insólito episodio fue Ederson Carlos da Silva, de 38 años, quien quedó detenido en medio del campo de juego, ante la mirada atónita de futbolistas, espectadores y cámaras de celulares que grabaron la secuencia.
El hecho ocurrió en una cancha del barrio Vila Ligya. En el momento exacto en que el árbitro mostraba una tarjeta amarilla, un grupo de agentes de la Policía Civil ingresó al trote al campo, lo esposó y lo retiró del lugar sin mayores incidentes. La escena, que rápidamente se viralizó en redes sociales, sorprendió a todos los presentes y dejó al descubierto una investigación que llevaba varios meses en curso.
Según confirmaron autoridades policiales al medio Globo Esporte, Da Silva ya estaba en la mira de los investigadores desde hace tiempo. “Es una persona con vida social activa, así que estaba en el radar”, señaló Glaucus Silva, jefe de la policía de Guarujá. El operativo fue el desenlace de un seguimiento complejo, apoyado en tareas de inteligencia, y formó parte de la denominada “Operación Santo Amaro”.
La investigación comenzó con la incautación de 450 kilos de cocaína en la ciudad de San Pablo. Durante ese operativo, fueron detenidas dos personas que transportaban la droga hacia Guarujá. A partir de ahí, las fuerzas de seguridad lograron identificar a otros integrantes de la organización criminal, entre ellos el árbitro ahora detenido.
Según detalló Eduardo Camargo Lima, jefe de la Unidad de Investigaciones de Estupefacientes, Da Silva tenía a su cargo la logística para almacenar los estupefacientes. Utilizaba viviendas alquiladas por la banda para ocultar grandes cantidades de cocaína antes de su distribución. En noviembre pasado, ya habían sido apresados cinco miembros del grupo, uno de los cuales transportaba la droga camuflada en bolsas de tapioca.
Tras ser detenido, fue trasladado a una unidad médica para un chequeo de rutina y luego derivado a la comisaría de Guarujá. El caso generó conmoción no solo en el ambiente del fútbol amateur, sino también en la opinión pública brasileña, que no sale de su asombro ante un operativo tan cinematográfico como real.
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