domingo, 27 julio, 2025
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Las dos decisiones de Karina Milei que alteran al Gobierno y a los Macri

El viernes 18, antes de dejar la Casa Rosada, a solo 24 horas de que venciera el plazo legal para presentar las candidaturas a legisladores en la provincia de Buenos Aires, Javier Milei habló con su hermana, la hermanísima, la dueña de la guillotina en el poder, El Jefe, según el seudónimo revelador que en su momento le puso el Presidente. No se trató de una larga conversación. Fue, más bien, una despedida previa al fin de semana, en la que Karina, podría decirse, le dio una orden al jefe de Estado, una orden cariñosa, pero una orden al fin.

—Vos andá a Olivos, poné ópera y apagá el celular. Yo me ocupo de todo —le dijo.

Lo que vendría se sabría a la medianoche del otro día. La secretaria General de la presidencia presentó las nóminas, distrito por distrito, de las ocho secciones electorales, sin consultar más que a sus séquitos. Dicen que la maniobra estuvo influenciada por una frase atribuida a uno de los Menem (uno es Eduardo y trabaja como asesor en las sombras y, el otro, Martín, es el titular de la Cámara de Diputados) que se agitaba como un tábano en su cabeza: “Santiago te copó el Gobierno casi sin que nos diéramos cuenta. Vos solo tenés el partido y tenés que hacerlo valer”.

El principio de la historia, al menos de la última historia -porque hubo varios capítulos que no saltaron a la luz-, sucedió cuando Cristina anunció su candidatura a legisladora por la Tercera Sección. Fue antes de que la Corte Suprema avalara su condena a seis años de prisión por corrupción y la marginara de la competencia y de los fueros. En ese momento, los Menem, junto al armador bonaerense karinista, Sebastián Pareja, le comentaron a Karina los artículos de los diarios que decían que el candidato para competirle sería Daniel Parisini -el Gordo Dan, al que llaman el ministro de X- o alguien de su perfil. Es decir, de las Fuerzas del Cielo que comanda Caputo.

Karina no dijo nada, pero se reservó la guillotina. Ella es la dueña del aparato creado para cumplir la pena capital, de acuerdo a la definición que patentó el propio Milei el 10 de febrero de este año. Fue cuando terminó de quedar en claro el peso de su hermana en el Gobierno. Desde entonces, se le atribuyen las decisiones más drásticas, aunque siempre parecían compartidas por Caputo y el mismo Milei, los integrantes del Triángulo de Hierro.

Santiago Caputo en el búnker de La Libertad Avanza el pasado 18 de mayo, día de las elecciones legislativas en la Ciudad. Reuters/Tomas Cuesta

Las tensiones disparan varias preguntas. Una de ellas, acaso, resulta central para la estructura de poder libertaria: ¿Seguirá Caputo siendo parte del Triángulo? Los que quieren poco al estratega sostienen que la pirámide podría pasar de ser manejada por el Triángulo de Hierro a, con perdón de la expresión, la Dama de Hierro. Otra conjetura, impulsada por Milei, es que a la cúspide de Balcarce 50 se suba también Guillermo Francos, como para hacer más horizontal y más amena la convivencia. El jefe de Gabinete, un equilibrista, nunca trepó tan alto, más allá del cargo formal de jefe de Gabinete.

¿Se bancará Caputo el cambio de reglas? Una versión dio cuenta de que podría armar las valijas. No lo hará. Se considera parte fundamental del proyecto y quiere personalmente a Milei. Nadie, además, abandona fácilmente semejante poder. Sus ramificaciones en la estructura gubernamental son gigantescas. Maneja, entre otros organismos y dependencias, la SIDE, a través de Sergio Neiffert, “el señor 5”; tiene fuerte incidencia en el ARCA; comanda el ministerio de Justicia a través del viceministro, Sebastián Amerio; controla la Secretaría de Legal y Técnica, con María Ibarzábal; y el ministerio de Salud, con Mario Lugones.

El Jefe de Gabinete Guillermo Francos en la inauguración de La Rural Clarín/ Federico Lopez Claro

El malestar de Karina, por otro lado, no se hace extensivo al Presidente. “Santiago es como mi hermano”, ha dicho Milei en la intimidad en los últimos días. A Milei lo ponen de pésimo humor los cierres de listas. No le gusta la rosca. No entiende la desesperación por los cargos y ve confabulaciones. En general se la agarra con la prensa. Está en un momento feroz con los periodistas. Más que nunca cree que lo quieren perjudicar. La prensa para él es parte del odio y de la batalla cultural. A muchos periodistas los llama “mierdas”. Solo admite la obsecuencia. Obsecuencia extrema o nada.

Una primera respuesta al rol de Caputo se conocerá en las próximas semanas, cuando aflore la estrategia electoral para enfrentar al kirchnerismo en tierra bonaerense. El lema será kirchnerismo o libertad. El PJ vivió días de zozobra. Axel Kicillof llegó a armar listas propias por si todo se iba al diablo. Estuvo cerca. “Busquen una excusa”, les contestaron en la Justicia a los operadores K que fueron a pedir clemencia porque no le daban los tiempos. Por suerte se cortó la luz en la Legislatura y el Gobierno bonaerense.

La principal promotora de la unidad fue Cristina Kirchner. Un gesto de grandeza en medio de una debilidad galopante: desde su prisión de San José 1111 no fue mucho lo que pudo hacer. Exigió por varias personas, entre ellas por Mayra Mendoza, su protegida. Quería que fuera la primera candidata en la Tercera Sección. Le dieron el tercer lugar, casi una humillación para una intendente que abandona su lugar y que dio tanto por la causa.

Los libertarios no terminaron de definir cómo se van a plantar y si será Caputo el guía indiscutido de ese destino. Hasta hoy, Caputo fue siempre amo y señor del rumbo proselitista y, hay que decirlo, mal no le fue. Pero las cosas cambiaron. Karina prescindió de él para completar las listas y se aferró a los Menem y Pareja y también le dio participación a Manuel Adorni. El vocero presidencial goza de la estima de El Jefe. A último momento, su hermano, Francisco Adorni subió del tercer al primer lugar en la boleta de la octava sección.

La cosecha de Las Fuerzas del Cielo, en cambio, fue menos que magra. La agrupación había propuesto un borrador con veinte nombres. En la lista de errores que los dejaron con las manos vacías hubo uno demasiado infantil: el Gordo Dan, amigo personal del Presidente y de Caputo, se la entregó al Presidente y no a Karina.

Caputo intuyó que su espacio se quedaría sin nada porque, durante las 48 horas previas al cierre de listas, no recibió ni un mensaje de Karina. “Ni siquiera para decirle que lo habían cagado”, contó uno de los influencers que se ha hecho fuerte desde una popular cuenta de X. Es la primera vez que se arman listas a espaldas suyas. Es cierto que tampoco hay tantos antecedentes: Milei debutó como candidato a diputado en 2021 y luego saltó a las presidenciales en 2023. Parece mentira. En pocos años se puso en jaque a partidos de más de 100, como la UCR, y al PJ, con una historia de más de 80. Ni hablar del PRO, que produjo el milagro en 2015 de ganar la Nación, la Provincia y la Ciudad y ahora suplica que le abran las boletas para colar legisladores.

Hasta hace quince días, se analizaba la posibilidad de que La Libertad Avanza y el PRO replicaran en la Ciudad la alianza que se hizo en la Provincia. Había exigencias durísimas por parte de los libertarios, pero la chance estaba. Hoy los separa un océano. Por un lado, permanece el enojo de los Milei con Jorge Macri. Sería prudente no confundir: una cosa fue la concesión en el cierre de listas con Soledad Martínez, la intendenta de Vicente López, y otra la bronca que prevalece con el alcalde porteño.

Por otro lado, los karinistas consideran que no hay por qué compartir un éxito que consideran seguro, después del triunfo en las legislativas locales, donde el Pro quedó tercero e hizo su peor elección de la historia. Esta semana, Jorge Macri hizo guiños en pos de la unidad, pero en Balcarce 50 los desecharon. El Pro puso al frente de las negociaciones a Daniel “El Tano” Angelici. Hasta ahora, el intento naufraga. Mauricio Macri, el dueño del partido, le pidió a Cristian Ritondo que se meta también en la Ciudad. El Diputado no tiene demasiadas ganas. Ya aprendió a conocer a Karina.

Se abre un escenario impensado para el macrismo. Karina quiere apostar por Patricia Bullrich como primera candidata a senadora en octubre. Karina y Bullrich están en un gran momento de su vínculo. ¿Será cierto que Bullrich también le sugirió ponerle un freno a Santiago Caputo? Bullrich quiere arrasar en lo que era el bastión inexpugnable de su ex partido. Piensa en una victoria que la catapulte como aspirante a Jefa de Gobierno en 2027.

Otra lección que deja el cierre de listas es que el poder de las redes es limitado. Aquellas almas combativas y despiadadas (que se entrometen incluso en asuntos de la vida privada de dirigentes y de todo aquel que se oponga al relato oficial), que lo dieron todo durante el último año y medio, se quedaron sin representación en las boletas. El silencio atronador de las primeras horas habló por sí solo. El sketch del Gordo Dan en su canal de streaming fue otra muestra gratis. Ocurrente, si se quiere, pero se pareció mucho a una postal de resignación. Al decir de uno de sus amigos: “¿Dejamos la piel para que nos hicieran esto?”.

El martes, Dan viajó a Córdoba para participar del Derecha Fest, el desopilante encuentro que se propuso perseguir y eliminar “a los zurdos” de la faz de la tierra. Soñaba con llegar allí como una estrella. Debió conformarse con el papel de actor de reparto. Debe ser duro.

Mayra Mendoza debió resignarse a ir tercera en la lista, pese al pedido de Cristina Kirchner.

Karina avanza. Para su hermano no es sorpresa. La ungió hace mucho a lo más alto. Pero su asunción definitiva podría estar revelando algo delicado: la estructura mileísta es cada vez más chica. En los albores del Gobierno se fue Nicolás Posse, mano derecha en la campaña y por entonces jefe de Gabinete. Luego, expulsaron a varios ministros, más de 150 funcionarios y hasta echaron, con escarnio público, a Ramiro Marra, uno de los que más plata invirtió en el proyecto. También eyectaron de la Cancillería a Diana Mondino, que pudo ser vicepresidenta: no lo fue porque tardó en contestar un mensaje y Milei, ansioso, llamó a Victoria Villarruel.

El conflicto con la vicepresidenta no cede ni Milei quiere que ceda. Quizás, están impulsando a que ella también hable, que cuente su verdad. La vice, por ahora, calla. “Villarruel no es parte del Gobierno”, dijo Adorni. Milei, en público, la llama “traidora” y da a entender que sabe cosas graves que no termina de revelar. En privado utiliza otra denominación para referirse a ella, que une un sinónimo peyorativo del peronismo y una deformación del apellido de la vice. Le dice “Kukacruel”.

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