La disputa por el control de Vicentin SA, empresa en concurso de acreedores, podría tener una novedad importante en los próximos días. Según la agencia Bloomberg, se espera la presentación de diferentes ofertas para reestructurar una deuda concursal de 1300 millones de dólares. Hay varios interesados y la vía de acceso al control de la compañía es el denominado cramdown en la Ley de Quiebras, que significa que uno o más acreedores de la empresa en concurso hacen una oferta de reestructuración del pago de la deuda, que si es aceptado por una mayoría significativa los habilita a tomar el control de la empresa. Si este camino fracasa, el destino más probable de Vicentin sería su quiebra.
Hasta ahora, quienes se han manifestado interesados en liderar el proceso de cramdown han sido Bunge, por un lado, y Molinos Agro y Louis Dreyfus asociados, por otro, que presentaron el 29 de agosto pasado, solicitudes de documentación sobre el estado de la empresa, tanto en el país como de sus firmas vinculadas en el exterior.
Pero en las últimas horas, trascendió que el Grupo Grassi, a través de su empresa Commodities SA (acreedora de Vicentin) habría iniciado contactos con la norteamericana Cargill, para el diseño de una oferta conjunta de reestructuración de la deuda, entrando en la puja por liderar el cramdown.
Para hacer efectivo el cramdown, el oferente debería lograr que su propuesta sea aceptada al menos por la mitad de los acreedores, pero que representen al menos dos tercios de la deuda concursal.