La persecución policial al Chevrolet Corsa usado por los atacantes que acribillaron al carnicero Claudio Ariel Ramírez en un centro comercial de la zona sudeste en agosto de 2022 arrojó la detención de Damián Agustín Coronel, único acusado por el crimen, quien comenzó a ser juzgado por el homicidio. El fiscal Alejandro Ferlazzo pidió años una condena a 30 años de prisión para este joven de 26 años que iba al volante del auto robado que se usó en el asesinato, un ataque directo hacia la víctima en el que descargaron 23 tiros y arrojaron una nota que no fue recuperada.
Así lo planteó Ferlazzo ante Ismael Manfrín, Gonzalo López Quintana y Valeria Pedrana, los jueces que están al frente del debate oral iniciado en el Centro de Justicia Penal. En su exposición del caso el fiscal indicó que tres personas fueron la noche del 17 de agosto de 2022 a dispararle a Ramírez en el momento en que realizaba una cobranza en el centro comercial de Sánchez de Thompson 48. Lo acribillaron delante de su esposa y de su hija de 15 años, a metros de un Centro Territorial de Denuncias.
Herido con quince tiros
Si bien en aquel momento se indicó que el repartidor de carne de 49 años había quedado en medio de un tiroteo entre dos grupos, la investigación arrojó que el ataque fue dirigido a él de manera directa. De los 23 disparos calibre 9 milímetros que realizaron los agresores, quince alcanzaron a Ramírez, quien falleció a la vista de su familia por una hemorragia masiva de tórax. Los agresores escaparon por calle Sánchez de Thompson. “Fueron en un auto robado, se posicionaron y le dispararon”, indicó Ferlazzo ante el tribunal. Al menos uno de los ocupantes descendió del vehículo y abrió fuego.
Ramírez vivía en el Fonavi de Rouillón y bulevar Seguí y ese miércoles a la noche había ido con su esposa y su hija a realizar una cobranza en el supermercado “El Progreso”, inmerso en el llamado Paseo Sánchez de Thompson, unos veinte locales desplegados en las plantas bajas de los núcleos 5 y 6 de los monoblocks. Alrededor de las 20.15 estacionó su auto, dejó a bordo a su familia y cuando estaba a cinco metros del negocio una ráfaga de disparos lo fulminó.
“Recuerdo los gritos desesperados de la hija y de su mujer y no puedo no llorar”, contó por entonces una vecina a este diario. El repartidor cayó sin vida a dos metros de uno de los primeros Centros Territoriales de Denuncias (CTD), inaugurado en la época en que el complejo de Grandoli y Gutiérrez era blanco de usurpaciones y amenazas por disputas entre las bandas de Alexis Caminos y Ariel “Tuby” Segovia contra René “El Brujo” Ungaro y el clan Funes.
Una versión descartada
“Yo lo conozco desde hace años. Nosotros tenemos el negocio ahí. Él nos traía la carne y venía a cobrar como la hacía siempre, pero no es de acá, no tiene nada que ver con nada ni con nadie. Bajó del auto en el que quedaron la mujer y la hija. Hizo unos pasos para ir a nuestro negocio y se armó una balacera. Quedó en el medio del tiroteo y la ligó”, relató a La Capital una hija de los dueños del súper.
La versión del tiroteo circuló en las primeras horas, pero fue descartada con el avance de la pesquisa. El fiscal indicó en el juicio que el ataque fue directo hacia Ramírez y que incluso, luego de disparar, los tiradores arrojaron una nota que no se pudo recuperar porque el lugar se llenó de gente, la pisotearon y se perdió. Se sabe que existió esa nota por los registros de cámaras de vigilancia de la zona.
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La persecución del Corsa
En ese momento, en medio de la conmoción, algunos vecinos alertaron a la policía que los atacantes se movían en un Chevrolet Corsa verde y describieron particularidades del auto. Así, minutos después, una patrulla policial ubicó el vehículo en 27 de Febrero y Rouillón. Allí comenzó una persecución que terminó en Guatemala y Bemporat, en el barrio Belgrano Sur, donde sus tres ocupantes dejaron el vehículo y escaparon corriendo.
Uno de los que bajaron del auto fue detenido. Era Coronel, de entonces 23 años y con domicilio en Villa Gobernador Gálvez, quien dijo que él sólo conducía el auto y dispararon los otros dos muchachos que lo acompañaban. Estas dos personas no fueron identificadas. El auto había sido robado dos días antes en la zona de la comisaría 26ª de esa localidad.
Coronel fue acusado como coautor de un homicidio agravado por el uso de arma, la portación conjunta e ilegal de un arma de guerra “tanto en los momentos previos como posteriores a los disparos” y encubrimiento agravado, esto último, por haber recibido y usado el Chevrolet Corsa robado que manejaba minutos antes de su detención.
El motivo del ataque al repartidor, en tanto, no fue aclarado. Una semana del crimen después, a un amigo que trabajaba en el mismo rubro como proveedor de carne le dejaron una nota diciendo que “si compraba carne por izquierda” le iba a pasar lo mismo que Ariel, lo que parecía relacionar esa actividad comercial con la motivación del crimen. Sin embargo, ese trasfondo fue investigado y no se advirtieron situaciones irregulares.