Pasaron algo más de dos meses desde el regreso de Miguel Ángel Russo al banco de Boca. Diez partidos, un Mundial de Clubes en el medio, derrotas que dolieron, victorias que ilusionan y hasta rachas que se cortaron. Y en medio de ese recorrido, hay una certeza que no cambia: dos nombres que no se mueven del 11 y que no dejan la cancha ni siquiera un minuto. Los intocables: Agustín Marchesin y Rodrigo Battaglia.
Uno bajo los tres palos y el otro en el corazón del equipo. Marchesín y Battaglia jugaron absolutamente todos los minutos desde la vuelta de Russo. De principio a fin, sin rotaciones ni respiros, completaron los 900 minutos de este ciclo. Dos piezas que se transformaron en las figuritas repetidas del DT.
Marchesín, el dueño del arco
La historia del arquero arrancó a principios de año con Fernando Gago, que lo pidió como refuerzo para reemplazar a Sergio Romero. Con él atajó 18 partidos, todos desde el arranque, y con Russo nada cambió: apenas pisó el Predio, lo confirmó como su número 1. Su arquero titular, que en estos diez partidos que lleva el DT bajo el bando del Xeneize, es uno de los pocos jugadores que sumó todos los minutos posibles: 900 con la azul y oro puesta.
Agustín Marchesin, en el Boca vs. Bayern Múnich del Mundial de Clubes
Desde el debut en Miami contra Benfica por el Mundial de Clubes hasta el 2-0 a Banfield en la Bombonera, Marchesín no se perdió ni un segundo. Fue titular en todos y completó siempre. Seguridad, voz de mando y jerarquía para un arco que en Boca nunca da margen para la duda. Russo que lo eligió y lo sostiene como una fija.
Battaglia, del fondo al medio y otra vez al eje
El caso del volante es distinto. Con Gago jugó siempre como central, en los 16 partidos que disputó. Pero con Russo volvió al lugar que mejor conoce: el medio. La primera chispa fue también contra Benfica, donde no solo se paró en el eje, sino que hasta metió el segundo gol contra los portugueses.
Rodrigo Battaglia –
Cabezazo de Battaglia para el 2-0 de Boca
Video: Telefe
En el inicio del Clausura se sostuvo en esa posición, hasta que la llegada de Leandro Paredes movió el tablero. Contra Atlético Tucumán por Copa Argentina, Russo lo retrasó a la zaga, donde siguió frente a Huracán y Racing. Recién en Mendoza, contra Independiente Rivadavia, volvió al doble cinco, y ahí mostró lo mejor. Su tándem con Leandro Paredes empieza a ser un plan repetido y confiable.
Más allá de los matices, lo concreto es que Battaglia tampoco se perdió un minuto. Con Russo, siempre jugó. Como central o como mediocampista, el DT lo considera intocable, una de esas piezas que necesita en cancha para darle equilibrio al equipo. Y que, al igual que Marchesin, se mantiene en el podio con 900 minutos disputados.
Rodrigo Battaglia en la práctica de Boca.
El sello de Russo
Diez partidos, dos fijas. En un Boca que se sigue reacomodando, con dos triunfos que aparecieron en fila después de una racha preocupante, Russo ya marcó una línea: Marchesín y Battaglia -junto a Paredes- son sus figuritas repetidas. Los que no salen. Los que, pase lo que pase, siempre están.
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