La actualidad de Newell’s es angustiante. El equipo corre el peligro de perder la categoría. Quedan dos partidos para que finalice la temporada y está a solo 3 puntos del descenso. El riesgo existe y el hincha lo sabe. En situaciones límite como la actual, existe la creencia de que es un instante único, incomparable. Que jamás se atravesó por algo parecido.
Es que resulta común que no haya un registro de la historia, de los avatares que tuvo el club antes y luego de constituirse como tal, de su existencia y desafíos en aquellos inicios, cuando todo estaba por hacerse.
Por lo tanto, mirar hacia atrás es un ejercicio necesario para pensar desde donde se viene, cuáles son las raíces y cómo se superaron las adversidades. La palabra de Leonardo Volpe, historiador de Newell’s, es imprescindible y justa en estos momentos de desánimo, a 122 años del nacimiento de Newell’s, que se cumplieron este lunes.
El primer antecedente crítico de Newell’s
Volpe repasó la primera gran crisis que padeció el club del Parque, a partir de 1914, con resultados adversos, que “superó por una cuestión de tenacidad y constancia”. Dijo que “la clave estuvo en no claudicar ante un momento adverso”. Estos comportamientos y convicciones que el historiador remarcó, bien pueden ser desde donde aferrarse el plantel rojinegro ante la difícil realidad que le toca.
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Conocedor de cada etapa histórica de Newell’s e integrante del departamento de cultura del club, planteó: “Me parece que a los jugadores hay que fomentarles la grandeza del club y que hoy están defendiendo una camiseta que tiene un prestigio importante más allá del presente”. Fue una de sus últimas frases en una charla que empezó por los orígenes del club, su esencia y una predilección en común que los aglutinó para darle vida a Newell’s: el fútbol.
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Leonardo Volpe es historiador y forma parte del departamento de cultura de Newell’s.
—¿Qué particularidades tuvo la fundación del club?
—Hay un proceso, una serie de hechos que llevó a la fundación y que no hubiese sido posible sin el Colegio Comercial Anglo Argentino, donde los alumnos ya jugaban fútbol. Conocieron ahí el fútbol, lo adoptaron como juego y los apasionó. Por eso fundaron el club, para seguir jugando al fútbol ya fuera del colegio una vez que eran egresados.
—¿Cómo se fueron dando los pasos previos hasta su nacimiento?
—Hay que entender bien la génesis. En noviembre de 1884, el Colegio Comercial Anglo Argentino fue fundado por Isaac Newell y su esposa Anna Margarita Jockinsen. Venían del colegio San Bartolomé, en el cual habían comenzado en 1880. Se fueron por diferencias con el nuevo reverendo del colegio y fundaron su propio colegio. Comienza a funcionar en una vivienda que al principio la alquilan y luego la compran, en la calle Entre Ríos al 139, donde se había hospedado Isaac cuando llegó a la Argentina en 1869. Era una casona que había pertenecido a William Wheelwright. Funcionó allí hasta la década del 30 del siglo XX. Era un colegio mixto, salvo el internado.
«Tenían una cancha al lado del colegio»
—¿Cómo los alumnos se fueron acercando al fútbol?
—La escuela no era un colegio exclusivamente para la comunidad británica, como lo fue el San Bartolomé. Había argentinos pero también de otras nacionalidades, de origen italiano, español, suizo. En el San Bartolomé ya se introdujo el fútbol como una de las disciplinas recreativas para los alumnos. Entonces, cuando Issac funda su colegio y se lleva a la mayoría del alumnado de San Bartolomé, ya en 1884 ponen en práctica también el fútbol. Incluso tenían una cancha que estaba al lado del colegio. En 1895 se fundó un club dentro del colegio, por decisión de los propios alumnos, el Club Atlético Newell’s School, antecesor directo del actual club. Jugaban partidos contra algunos clubes que existían en ese momento en Rosario, a finales del siglo 19. Y en 1903 fue cuando un grupo de ex alumnos deciden fundar un club para seguir practicando fútbol. Algunos ya habían egresado del colegio y otros estaban por recibirse. De allí el nombre Newell’s Old Boys. Hace referencia a egresados de Newell. Fue en homenaje a Isaac Newell y al colegió que les enseñó y les inculcó la práctica del fútbol. Había un respaldo del colegio, de hecho las asambleas y reuniones del club se hacían dentro del colegio.
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—¿Qué dificultades encontraron en esos primeros años de existencia, que pudieron incluso poner en duda la continuidad de la vida club?
—En 1904 ese grupo de amigos y ex compañeros del colegio jugaban partido amistosos y en 1905 el club fue uno de los fundadores de la Liga Rosarina de fútbol. Esos primeros años de competencia fueron fructíferos. Isaac Newell falleció en 1907 y varios años después habrá una crisis en el club, producto del recambio generacional de jugadores. Comenzó a partir de 1914, se profundizó en 1915 y duró hasta 1917. Fue un período de transición. No es que se puso en riesgo la continuidad del club, pero resultó atípico en el aspecto deportivo, porque Newell’s estaba acostumbrado a salir campeón en la Liga Rosarina y a competir a nivel nacional, en donde había ganado la Copa de Honor en 1911. En 1914 empieza una merma de su rendimiento y en 1915 y 1916 no hace buenas campañas en la Liga Rosarina. A partir de 1917 comienza a resurgir.
—¿Cómo fue el resurgimiento?
—Se da el recambio generacional con los que fundaron el club, entre los que había jugadores muy importantes, como Faustino González, que hizo el gol en el primer partido entre Newell’s y Central el 18 de junio de 1905. O José Pinoto Viale, para mí uno de los mejores jugadores de la era amateur en Argentina, que fue tentado para ir a jugar a Tottenham Hotspur en 1909, luego de enfrentarlo con un combinado argentino. También Manuel Paulino González, uno de los hermanos de Faustino, máximo goleador histórico de la institución, con más de 160 goles contabilizados. Todos ellos se fueron retirando y entre los años 1914, 1915 y 1916 la cantidad de jugadores que integraron los planteles fue asombrosa, un montón. Probaban jugadores que salían del colegio, la cantera en ese momento, y no funcionaban. El recambio generacional no lo favoreció. Ese fue el primer momento crítico de Newell’s. Entonces se trajeron jugadores de Santa Fe para 1917, Adolfo Celli y su hermano Ernesto, que eran muy buenos jugadores de Colón y que previamente jugaron en Gimnasia y Esgrima, Atilio Badalini, Humberto Libonalti, que era el hermano de Julio, quien surge de las inferiores de Newell’s y fue el primer jugador sudamericano transferido al fútbol europeo, en 1925. Newell’s empieza a rearmarse y a formar otra vez un buen equipo. En 1918 sale campeón después de cinco años de la Liga Rosarina. Y a nivel nacional, fue campeón de la Copa Ibarguren en 1918, ganándole la final a Huracán.
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Adolfo Celli fue jugador, entrenador y formador de futbolistas en Newell’s. Un símbolo rojinegro.
—¿Qué lectura hacés de ese momento crítico y cómo fue posible sobreponerse, pensando también en el momento actual?
—Lo superó por una cuestión de tenacidad y constancia. La clave estuvo no claudicar ante un momento adverso, que siempre puede suceder. Lo logró con tenacidad, la aparición de jugadores como Julio Libonatti, goleador de la selección argentina campeona en el primer sudamericano, y trayendo algunos jugadores de afuera, hasta que empezaran a a surgir otros.
«El sentido de pertenencia de Adolfo Celli»
—Esta posibilidad de resurgir fue con futbolistas que llegaron de afuera, ¿por qué estos jugadores se identificaron tanto con Newell’s y se convirtieron en símbolos históricos?
—Adolfo Celli es uno caso emblemático. En Newell’s es en donde se hizo conocido. No solo como jugador, hasta 1924, que fue cuando se retiró por una fractura que le ocasionó Pedro Cea, en el partido que Argentina le ganó a Uruguay por 2 a 1 con el primer gol olímpico de la historia. Posteriormente fue entrenador y en muchas etapas fue técnico y formador de jugadores del club. Jorge Griffa me lo dijo personalmente. Su maestro fue Adolfo Celli. Fue uno de los primeros maestros formadores de jugadores, como René Pontoni y Ángel Perucca. Su sentido de pertenencia con Newell’s era muy grande. Su hermano Ernesto era un goleador extraordinario. Jugó en la selección argentina y murió repentinamente en 1924 tras un partido contra Nacional de Rosario, actualmente Argentino. Tuvo una descompensación y falleció en el hospital. Badalini también fue en ese tiempo muy importante. Y estaba Julio Libonatti, que era un castalepra. Ese renacimiento fue, entre otras cosas, con el resurgimiento de las inferiores de Newell’s y el máximo exponente de esa época en ese sentido fue Julio Libonatti.
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Julio Libonatti, de Newell’s a la selección argentina y al primer título en el Sudamericano, hoy Copa América.
«Estos dos partidos se tienen que tomar como finales»
—¿Qué enseñanzas dejó la historia para afrontar lo que está atravesando el equipo en la actualidad?
—Separo la pregunta en dos partes. Primero, estos dos partidos, con Huracán y con Racing, se tienen que tomar como finales. Cualquier club que está en una situación así, si tiene dos partidos fundamentales para una situación realmente complicadísima, crítica, tiene que ganarlos como sea. En esta recta final lo agarró en una racha realmente adversa, con los otros equipos que están ganando, algo que complica todo. Encima no son partidos para nada fáciles los que tienen Newell’s. Hay que ser muy vivos. Si ganaste un partido y te sirve el punto en el otro, tenés que jugar para conseguir eso. Hay que saber manejar el vestuario y tener ciertos referentes, que hoy no sé si los cuenta. Y tener una entereza total para este tipo de situaciones. En otras ocasiones la tuvo cuando luchó el descenso. Sabía que iba a luchar el descenso por el bajo promedio, que tenía que hacer una buena campaña durante toda la temporada del año y se pudo preparar de otro manera, saliendo siempre airoso, salvo en 1960 (descendió). Me acuerdo de la década del 90, con el profesor Castelli, cuando se armó un equipo directamente para sacar puntos. Con Caruso Lombardi en su momento también se hizo lo mismo. En 2007 Newell’s luchó también en los últimos puestos y se terminó salvando tranquilo. Y la última vez que tuvo algo parecido, cuando vino Martino, salió segundo y después campeón. Ese proceso que terminó en el campeonato de Martino empezó luchando por no descender. ¿Qué es lo que tiene que hacer ahora? Sacar estos dos partidos adelante como sea. Acá hay mucha psicología también que se tiene que aplicar. Los jugadores tienen que mentalizarse que estos partidos hay que ganarlos.
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—¿Y cuál es la segunda cuestión?
—La idiosincrasia del club. Hay que saber que el club es mucho más grande que lo que pueda haber sucedido en los últimos 5 o 10 años, en los que no anduvo bien en el fútbol, aunque ahora sea más crítica la situación. El club tiene una historia más que centenaria. A través de la historia pasaron muchos momentos muy buenos, otros que no fueron tan así, pero el club siempre siguió, despegó y tuvo un resurgimiento. Me parece que hay que fomentarle a los jugadores la grandeza del club y que hoy están defendiendo una camiseta que tiene un prestigio importante más allá del presente.
