Cuando en una película de acción un personaje arranca y le habla a los espectadores, recordando cómo conoció a quien protagoniza la película, sabemos, salvo que hagan trampa, que ese personaje debería llegar vivo hasta el final, antes de los créditos. Pero en Tierras perdidas todo puede pasar, y nada puede ser lo que parece ser.
“Los poderes que tengo tienen su precio”, dirá luego la protagonista Gray Alys (Milla Jovovich, a la que los años, desde El quinto elemento, parecen no afectarle), que con sólo hacer contacto visual con los ojos de otra persona, hace -literalmente- lo que quiere con ella. Es “la bruja que no colgarán”, como repiten los pocos habitantes de la única ciudad que quedó en pie, después de, suponemos, un cataclismo.
Es un símbolo de rebeldía ante la Iglesia, y ante el Soberano supremo.
Es bruja, nomás.
Milla Jovovich está maldita
«Nadie debería pedirme ayuda… Estoy maldita».
La película, luego de que Boyce (Dave Bautista) dijera aquello de cómo conoció bla bla bla, empieza con Gray Alys en una horca.
La escena recuerda a la de Juana de Arco en la hoguera, en la Juana de Arco que también protagonizó Milla Jovovich, dirigida por quien era su marido, el francés Luc Besson. Se ve que es una obsesión de la actriz nacida en Kiev (hoy todavía es Ucrania), porque el director de Tierras perdidas, Paul W. S. Anderson, es su actual marido.
Y la mujer que ordena su muerte, de pelo corto, ¿no se parece adrede a María Falconetti, la protagonista de La Pasión de Juana de Arco, de Carl Dreyer?
No importa.
Y no pregunten cómo, pero Gray zafa de la muerte y aceptará el pedido de la reina (Amara Okereke), que quiere, de alguna manera, no importa cómo sea, poder transformar su cuerpo en el de un lobo. ¿Por? ¿Para qué? ¿De caprichosa, nomás?
George R.R. Martin escribió el relato original
Para lograrlo, Gray deberá viajar hasta las Tierras perdidas del título del relato corto de George R.R. Martin (el autor de Game of Thrones), guiada por Boyce, el cazador. Tiene una semana, hasta que llegue la luna llena, para poder enfrentar a Sardor, el Gran Lobo, que vive en Río Cráneo.
La pregunta que uno se hace, entre tantas peleas, muertes y sangre es por qué Gray tiene que viajar, penar y sufrir todo tipo de contratiempos durante una semana para encontrar al Gran Lobo. ¿No le alcanzaba con hallar otro lobito más cercano?
Recontratatuada, Gray advierte que es una mujer de pocas pulgas y con el sí demasiado fácil. “No rechazo a nadie”, dirá.
Al margen de los combates sangrientos, tal vez el único guiño a Game of Thrones (que es posterior: Martin escribió En las Tierras perdidas en 1982, que dicho sea de paso, se lee en 10 minutos, y publicó Game... en 1996) sean los mapas que nos muestran para saber por dónde van los protagonistas, como precisamente sucedía en la presentación de la serie Game of Thrones.
Lo que hay que preguntarse es si nos conmueve, nos preocupa lo que pueda sucederle a Gray, o a Boyce. ¿Sí? ¿No? Quién sabe.
Rodada en Polonia hace ya 2 años, pero estrenada internacionalmente ahora, si hay algo para destacar en Tierras perdidas es el gran trabajo de fotografía, de iluminación, virando todo a colores grises o azules, o rojos. Glen MacPherson trabajó en las 3 últimas de Resident Evil, que dirigió Anderson y protagonizó, como todas, Milla Jovovich.
No es mucho, pero es lo que hay.
Ficha
«Tierras perdidas»
Calificación: Buena
Acción. Estados Unidos / Canadá / Alemania, 2025. Título original: «In the Lost Lands». 101′, SAM 13 R. De: Paul W. S. Anderson. Con: Milla Jovovich, David Bautista, Arly Jover, Amara Okereke, Frases James. Salas: Hoyts Unicenter, Cinépolis Avellaneda y Recoleta, Hoyts Haedo y Norcenter.