Un primer tiempo dubitativo, un complemento acorde a lo que se esperaba. ¿El resultado? Un resultadazo para el Central de Ariel Holan que sigue dependiendo de sí mismo para lograr el primer puesto en la Zona B del torneo Apertura. Ese gol de Copetti en el primer minuto de adición fue la bendición para el Canalla en una tarde-noche en la que la congoja y el dolor por la muerte del Papa Francisco fue un ingrediente clave para los hinchas de San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro.
Tres puntos que valen un montón, porque se alejó de San Lorenzo, porque le estiró la diferencia a Independiente (juega este domingo), porque volvió a ganar de visitante, porque convirtió otra vez Copetti. Por todo eso y por mucho más. Contundente victoria del Central, desde lo futbolístico, pero fundamentalmente desde lo anímico.
Fue en medio de un buen augurio el inicio de Central, pero duró poco esa idea de ser incisivo. Lo que sí, la idea original fue volcar el ataque por izquierda, con Lovera exigiendo en cada individual. En esos primero minutos ayudaba que Giménez estuviera más adelantado (el dibujo fue 4-1-4-1-), pero cuando San Lorenzo emparejó y empezó a exigir comenzaron a aparecer algunas dudas, sobre todo en el retroceso. Porque Navarro, que estaba demasiado pendiente de los movimientos de Muniain, quedaba demasiado solo en el anillo central.
Aquellos primeros minutos de San Lorenzo
Ahí el Ciclón vio el negocio y de mitad de cancha hacia adelante aceleraba cuando podía. Así llegó el desborde y centro de Báez y el despeje al córner (en ese tiro de esquina Romaña estuvo cerca). Pero por la izquierda de Central también aparecían los problemas, desde donde Cerutti empezaba a preocupar. De un centro suyo, Braida estuvo cerca de conectar, apareado con Coronel.
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A esa altura Central había perdido la pelota, no la recuperaba rápido y no la aguantaba demasiado, por eso comenzó a ser un equipo más de jugadas que de juego, ya recostando mucho más el juego sobre la derecha, a los pies de Santi López. La muestra de ese juego pálido fue que la única que tuvo el Canalla estuvo en los pies de Lovera, con un remate de afuera del área que Gill sacó al córner contra el palo derecho.
Pero San Lorenzo fue un poquito más en ese primer tiempo en el que el Ciclón contó con un par de aproximaciones bastante claras, salvadas con lo justo por los jugadores canallas, primero Quintana y después Coronel. Los tres amonestados (Santi López, Navarro y Malcorra) que tenía Central ya en esa primera mitad eran también un indicio de que el empate venía siendo un buen negocio.
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En el segundo cambió la cosa para Central
Duarte a la cancha, por derecha y Santi López a la izquierda, para un complemento en el que de arranque Central tuvo la primera clara del partido. Pelotazo largo de Sández para Duarte que entró mano a mano pero optó por el remate al arco en lugar de la asistencia a Copetti. De inmediato, un cabezazo de Mallo por encima del travesaño. Central estaba mejor, lo demostraba, pero de repente el Ciclón se le fue encima, lo arrinconó, aunque no le creó ninguna clara. Y las riendas volvieron a ser de Central, con algo más de juego, cabeza y manejo de los tiempos.
Malcorra encaminó una contra en la que tomó una mala elección (la abrió la izquierda donde no había nadie en lugar de buscar a Duarte) y Giaccone estrelló un potente remate en el cuerpo del arquero Gill.
En ese enredo en el que se transformó el partido Central dejó la impresión de un equipo más sólido y prolijo frente a la desesperación azulgrana. Lo demostró yendo sin cesar. Y tuvo premio: la jugada por izquierda, el centro de Giaccone y la aparición goleadora de Copetti, al ángulo, para poner la rúbrica a lo que hasta ahí había sido un buen partido, pero que Central rubricó con un triunfo que fue oro en polvo. Una bendición.